domingo, 20 de enero de 2013

Mañana de domingo en Oaxaca frustada (la crónica)


Esta mañana decidí darle otra oportunidad a mi Oaxaquita preciosa para impresionarme y cautivarme. No lo logró.

Salí temprano de mi casa con la idea de pasar un buen rato en el Centro Cultural Santo Domingo , ya saben, uno de los pocos museos de antropología e historia en el centro de Oaxaca de Juárez, si no es que el único (el museo de Monte Albán no cuenta; no está en el centro de Oaxaca de Juárez; lo sabré yo muy bien :P ). De igual manera, tuve la idea de comprar algo de carne y una bola del quesillo descremado que me tanto gusta al finalizar mi visita a Santo Domingo.

Una vez en el complejo visité la biblioteca Fancisco de Burgoa; asimismo recorrí la exposición temporal sobre arquitectura Maya, de la cual sólo tomé una foto de Tulum ya que me trajo muy buenos recuerdos de mi estancia por esos lares. A pesar de que mi visita al museo prometía mucha diversión, lo que realmente sucedió fue que mi emoción y ganas de seguir ahí fueron decreciendo al entrar y avanzar por las salas de la exposición permanente. Por cierto, no puedo dejar de mencionar que me impresionó mucho ver cómo ha crecido el acervo del jardín etnobotánico, qué bonito que se puso con los años.

Al recorrer las primeras dos salas me contenté al ver las mismas piezas que ahí han estado en exhibición desde que yo iba en primaria (1996 en adelante), sin embargo, conforme fui avanzando mi inicial entusiasmo devino en cansancio y aburrimiento. En este punto me parece acertado resaltar que observé algunos comportaminetos peculiares tanto de los otros visitantes como de algunos guías. Por ejemplo, recuerdo haber visto a más de una persona tomando fotografías, que a mi parecer, no eran necesarias. Concretamente, recuerdo haber visto cómo una señora tomaba fotos de pequeñas piezas de oro mixteco que se encontraban en una vitirina (inserte poker face aquí si sabe como salen dichas fotografías). Igualmente, recuerdo cómo un guía del museo le comentaba a una pareja que una cierta figurilla, excavada en Monte Albán, había causado mucho desconcierto a los arqueólogos, pues tal monito presenta algo como "un turbante en la cabeza". Lo que se me hizo peculiar fue la manera en la que, acto seguido, el guía se encargó de ofrecer a los turistas ideas, a lo más mafufas, sobre el posible orígen y significado de tal "turbante".

Al seguir recorriendo el exconvento me fui sintiendo mal; estaba aburrido y me empecé a sentir muy débil, como si me hubiera bajado la presión sanguínea, así que decidí dar por concluído mi frustrado paseo dominical. Me fui del museo y recorrí en mi bici las tranquilas calles del centro de Oaxaca. Llegué a mi casa muy cansado, decepcionado y sin haber comprado ni la carne ni mi quesillo. Intenté trabajar en los últimos detalles de mi tesis, pero mi cabeza no se concentraba, así que me di un buen baño y me dormí tres horas.

Ya no quiero estar aquí. Ya me cansé de Oaxaca; me aburro.


sábado, 12 de enero de 2013

Sobre la movilidad pública en Oaxaca de Juárez

Esta noche me puse a pensar en ciertas charlas que he tenido con gente que he conocido en mis viajes, las cuales han girado en torno a la ciudad de Oaxaca. Siempre que alguien me pregunta de dó soy, yo respondo que nací en Oaxaca; a lo que, casi siempre, sigue un elogio a la hermosura de dicha ciudad. No he de negar que Oaxaca de Juárez posee una arquitectura impresionantemente hermosa y escenarios que pueden maravillar sobremanera, mas, a mi parecer, eso es todo lo que puede ofrecer: una cara bonita y nada más. 

Muchas veces, platicando con amigos cercanos, he expresado tener una relación de amor-odio con Oaxaca de Juárez. Ésta fue la tierra donde nací y sé que nunca voy a dejar de amarla; sin embargo, es muy difícil para mí estar a gusto en ella durante más de un mes. Durante los últimos 3 años, comencé, por muchas razones, a moverme por diferentes ciudades de México y Estados Unidos. Estos viajes y estancias me permitieron observar la calidad de los servicios públicos, las políticas y las actitudes de los ciudadanos de  urbes que, a mí parecer, funcionan mucho mejor que Oaxaca.

Aquí voy a mencionar un aspecto que me ha llamado la atención esta semana: la calidad de la movilidad en Oaxaca de Juárez. Para empezar, les comparto que desde que tengo memoria, el transporte público de Oaxaca ha sido muy deficiente. Por un lado, la mayoría de operadores de autobuses eran (y tal vez aún haya quienes lo sigan siendo) muy groseros, vulgares, cínicos, ignorantes y un peligro al volante. Por otro lado, los taxistas urbanos siempre han exagerado con sus tarifas y, al igual que sus colegas, los taxistas suburbanos o, como ellos se hacen llamar, foráneos, han arrastrado por años el problema del excesivo número de concesiones para manejar un taxi que proporciona el gobierno municipal, situación que da lugar, año con año, al tan famoso bloqueo de taxistas en Oaxaca. 



Hermoso, ¿no? 
Miren, a la derecha sale el hospital donde nací.
Taxistas Foráneos
En el último trimestre de 2010, como parte de los cambios sustanciales  que decidí hacer en mi vida a mi regreso a México de Estados Unidos y en un ecological boom que tuve (ya no tan fuerte, pero aún continúo eco-friendly en lo que puedo), dejé de utilizar el deficiente transporte público de la capital del estado y comencé a moverme en bicicleta. En este periodo me di cuenta de que transitar por Oaxaca de Juárez en bicicleta es muy sencillo y más seguro que en otras ciudades (excepción hecha por la zona turística de Playa del Carmen y las áreas con carriles exclusivos para bicicletas en el Distrito Federal), además de que es muy divertido per se.

No obstante, en contadas ocasiones, he vuelto a utilizar alguno de estos sistemas de transporte y me he puesto a observar ciertos detalles que me llevaron a escribir esto. En primer lugar, me he dado cuenta de que las calles del centro de Oaxaca, al ser mantenidas por el municipio en su estado original, se han vuelto un espacio poco adecuado para el libre tránsito de autobuses grandes en dos carriles. Alguna vez, platicando con una amiga, comenté que sería muy bueno que las rutas de los autobuses cambiaran, de manera que las calles estrechas del centro no quedaran llenas de autos como sucede en horas pico. Por su parte, mi amiga me dijo que ella opinaba que incluir autobuses más pequeños, como los microbuses del Distrito Federal, sería una solución más viable que cambiar las rutas urbanas (ccp. Gabino Cué y José Antonio Estefan Garfias). 

En segundo lugar, a diferencia del sitema de autobuses de pasajeros de Chicago, Kalamazoo y Villahermosa, en Oaxaca, los autobuses no tienen un horario establecido con el que se controle la hora a la que deben estar en determinada parada de abordaje. Recuerdo con mucho gusto que cuando estaba en Chicago, los autobuses tenían sus rutas y horarios marcados en las paradas, lo cual hacía muy fáciles y cómodos su identificación y abordaje (así sí valía el dólar y quarter que valía el servico). De igual manera, en Villahermosa, donde el calor es en verdad insufrible, el transbus tenía su horario establecido y aparte tenía aire acondicionado. El control en los horarios de los autobuses hacía que los conductores respetaran las paradas establecidas y evitaba las famosas carreritas, a las que son tan aficionados los conductores oaxaqueños.  

En tercer lugar, si Oaxaca se ufana de ser una ciudad, no entiendo por qué los autobuses dejan de circular alrededor de las 20:30 ó 21:00 horas. En otras urbes, el sistema de autobuses deja de circular a las 22:00 ó 23:00 horas. Si se permitiera que los autobuses ofrecieran sus servicios hasta las 23:00 horas, mucha gente sería capaz de movilizarse desde lugares lejanos al centro de Oaxaca y así habría una mayor cantidad de trabajadores y, sobre todo, de visitantes, lo cual es siempre un importante estímulo para la economía de una ciudad (y más aún cuando la economía del lugar está basada en el turismo). De igual manera, al existir la posibilidad de transporte en autobus, mucha gente dejaría de gastar las enormes cantidades que los taxistas de la capital oaxaqueña cobran, y con ello, aquel dinero podría ser destinado a otros menesteres. 

En cuarto lugar, si los operadores de autobuses recibieran un salario por jornada y no por pasaje, como ahora ocurre, el servicio mejoraría en dos aspectos: 
1) Los autobuses no se atestarían de gente, como ahora lo permiten los conductores, ya que no habría razón para exceder el número de pasajeros que cómodamente caben en cada unidad con tal de conseguir más dinero. 
2) No habría razón para que el conductor, en su afán de conseguir más dinero de pasajes, detuviera la unidad por 15 miuntos o más en alguna zona de alta concentración de personas, como es el caso de la central de abastos (por cierto, este punto va de la mano con el referente al de la regulación de horarios).

En quinto lugar, y con respecto a los taxistas oaxqueños, diré que no puedo pedir más que se logre la regularización de las concesiones así como el precio de las tarifas que cobran (Ccp. Gabino Cué y José Antonio Estefan Garfias). Para este último punto, pongo de ejemplo al taxímetro utilizado en el Distrito Federal, el cual es un aparato que mide el importe a cobrar en relación a la distancia recorrida y al tiempo transcurrido. 

Como he dicho anteriormente, los problemas que existen en el sistema de transporte público en Oaxaca me hacen desear no utilizarlos nunca más. De momento me siento muy feliz de poder transitar por Oaxaca en bicicleta y no depender de ellos para moverme por mi pueblo. Lo anterior, sin embargo, no quiere decir que no pueda ofrecer mis impresiones y las soluciones que he expuesto. Esto lo escribo pensando en que hay mucha gente que, por una u otra razón, no puede optar por otra forma de movilidad en la capital del estado, es por ellos y por mis anteriores experiencias que escribí la presente entrada/debraye. Espero que les haya gustado.   







viernes, 11 de enero de 2013

Mi primera vez con primaria

Les comparto este pequeño lapso interesante de mi "carrera profesional."

Todo comenzó el 2 de enero, cuando, por cuestiones personales y académicas, tuve viajar del Distrito Federal a mi natal Oaxaca de Juárez. Aquél día llegué a casa como a las 6 pm; desempaqué un poco y decidí conectarme a Facebook, a ver qué había de nuevo. Al abrir mi cuenta me encontré con el mensaje de una amiga. En dicho mensaje, ella me preguntaba si yo estaba interesado en cubrir a una amiga suya en una primaria dando clases de inglés la semana del 7 al 11 de enero. Debido a que durante en ese tiempo, y de nuevo ahora, me encontraba buscando trabajo, inmediatamente le dije que sí. Así, nos reunimos para ver el horario, ir a la escuela en cuestión y arreglar pequeños detalles que ahora no son muy relevantes.

La noche del domingo 6 de enero fue todo un reto para mis nervios; aunque había planeado actividades y juegos para un primer día de clases, no podía conciliar el sueño por pensar en lo que me esperaría al trabajar con gente tan pequeñita. Hasta ese momento yo no había trabajado con gente menor de 13 años; la mayoría de mis estudiantes habían sido siempre estudiantes universitarios, adultos, y uno que otro chico de bachillerato. Yo tengo la idea de que el lenguaje es una función que debe ser analizada y no sólo imitada, por ende, a mí me gusta enseñar y empujar a mis estudiantes a ir encontrando la lógica que hay detrás de la lengua. 
Esta oportunidad en la primaria era un reto personal para mí; representaba la oportunidad de expandir mi experiencia docente con gente de una edad a la que yo había rechazado por idearles poco compatibles con la manera en la que a mí me gusta trabajar.


El primer día, al presentarme frente al primer grupo, 3A, a pesar de los nervios, me fui desenvolviendo con los niños mejor de lo que pensé. Aquel primer encuentro me preparó de una manera muy gentil para ir lidiando con los otros grupos. Ese lunes fue de mucha observación y experimentación con la dinámica interna de cada grupo. Así, fui identificando áreas de problema tanto en el uso de la L2 como en conductas, actitudes y características de cada alumno, la cuales, aunque fueron muy generales, siempre son útiles.

Poco a poco, durante el resto de la semana, fui familiarizándome con los alumnos. A pesar de que mi incapacidad de retener muchos nombres me puso en situaciones incómodas en más de una ocasión con ellos, opté por incluír dinámicas en las que tuvieran que nombrarse mutuamente y ponía mucha atención cuando platicaban unos con otros. 

A la hora del receso, no dejé de sorprenderme con los chamacos; los vi correr, jugar, socializar, platicar y comer con la sorpresa que debe sentir un zoólogo al momento de observar a un precioso objeto/sujeto de estudio desenvolverse en su medio natural. Aunque ellos tienen touch screen cell phones, mini ipads, Internet y cuentas de Facebook a sus 9 ó 10 años, encontré su inocencia, su mentalidad, sus juegos y sus formas de socializar tan similares a los de mi generación a su edad que no pude más que abstraerme durante varios minutos en una atenta y minuciosa observación del patio de recreo. 

Igualmente, durante mis apreciaciones al "patio de juegos", escuchaba las charlas de mis "colegas" docentes. De esta manera los escuché ccompartir impresiones sobre la conducta de los alumnos; hablar de la flexibilidad o la rigidez de los padres de familia; asimismo, de pronto había uno que otro comentario gracioso o que no me hubiera esperado en un contexto como una escuela primaria. Respecto este último punto, me tocó escuchar una anécdota en la que un profe rechazó, en otra escuela, a una profa que se la había insinuado sexualmente, por lo que la rechazada, muy dignamente, se despidió diciendo -Pues tú te lo pierdes; yo me lo guardo y otro se lo chinga-. Sex, it's just everywhere, hun. 

En la semana me tocó escuchar muchas cosas que me dijeron los alumnos; algunas muy fuera de lugar, otras graciosas y, muy pocas veces, vulgares u ofensivas. Incluir todo lo que me fue dicho es una tarea bien difícil en este momento para mi cansada mente, sin embargo, aquí están algunas de las cosas que recuperé de mi cuenta de Facebook sobre lo que los alumnos me dijeron:
-Oiga, profe, ¿a poco se pueden hacer cuentas en inglés?
-Oiga, profe, ¿usted ya está casado?- 
-Oiga, profe, ¿tiene novia? ¿Cómo se llama? ¿Está bonita? 
-Oiga, profe, ¿a poco usted sí puede hablar español así como nosotros? ¿Que no que usted era gringo?  (Inserte face palm aquí)
-Oiga, profe, ¿qué quiere decir Halo / Angry Birds / Call of Duty / Resident Evil / Monster High (school)/ Gangnam style?
-Oiga, profe, ¿Sabe qué són las Beliebers? Yo soy una Belieber. 
-Ay, profe, debió habernos gritado; a mí me gusta cuando nos gritan.

Cuando tuve que ir despidiéndome de los grupos, me sorprendió mucho ver lo rápido que se habían acostumbrado los pequeños a mi presencia. Incluso, mi azoro se incrementó cuando me externaban su deseo de que me quedara en lugar de su maestra regular. Algunos me decían cosas como -profe, no se vaya, usted sí me cae bien, la otra profa es bien regañona-, -profe, es que con usted sí aprendemos-, o -profe, ¿por qué no se queda usted hasta que termine el año?-. La verdad, me hacían sonrojar y reir mucho con sus comentarios.  

Finalmente, algunos alumnos me dieron muestras de gratitud, ya con tarjetitas, con cartas o con palabras que intercambiábamos a la hora de la salida, mientras esperábamos a que sus papás fueran por ellos. Igualmente, muchos colegas me agradecieron el buen trabajo  realizado del que se habían enterado por los mismísimos alumnos. 

Fue difícil despedirme, no creí que me encariñaría con ellos así; sin embargo, es una experiencia que valoro mucho tanto por el aprendizaje que tuve al trabajar con niños desde 8 a 11 años, así como por los momentos gratos y los difíciles que esos chamacos me hicieron pasar. Ahora, mi mente y mis acciones están enfocadas en la meta que me propuse en febrero del año pasado (si tiene duda de lo que es, pregunte), por lo que el pedir trabajo en dicha escuela no es una opción para mí. De igual manera, otros planes, y situaciones no me permiten quedarme por mucho en Oaxaca; sin embrgo, si no tuviera dichas cuestiones en mi horizonte, sí pensaría muy seriamente en buscar mi lugar en aquella institución. 

¿Qué les parece?  A mí me gustó mucho.  

domingo, 6 de enero de 2013

Charla con mi Tany o de la importancia de la planificación familiar

Antes de dormir, les voy a platicar que hoy, sábado 5 de enero de 2013, platicaba con mi hermana, Tania Monroy, mientras caminábamos sobre la avenida Independencia hacia la Provedora Escolar, en Oaxaca de Juárez. En dicha charla tocamos puntos como la concepción familiar, los males de una sociedad que no controla su tasa de natalidad y las madres de secundaria y bachillerato.  

Me parece muy sorprendente que en estos días, siendo que vivimos en la tan llamada "era de la información", aún haya tantos casos de personas que siguen involucrándose sexualmente sin protección y, en el caso de relaciones heterosexuales, sin tomar medidas preventivas para evitar embarazos no deseados (así como los que trajeron al mundo a tantas personas).  

En dicha charla de "revolucionarios-facistas de sofá" expuse a mi hermana mi idea sobre una política hipotética que no permitiera la concepción hasta lograr un cierto nivel educativo (estudios universitarios). Mi idea se basa en la hipótesis de que es el sector de población con menor nivel educativo el que tiene mayor número de hijos, aunque admito que no conozco estudio alguno o datos que me permitan verificar o refutar esta hipótesis.

Igualmente, en dicho diálogo, mi hermana y yo nos mostramos de acuerdo con la hipótesis de que la planificación familiar es un factor muy importante y necesario para el desarrollo económico de un país, aunque muchas personas parecen no hallar la relación entre la primera y el segundo.  

Para ilustrar el punto anterior, supongamos que "la señora X" y "el señor Y", en una calentura ocasional, se entregan a los fuegos de sus pasiones naturales y salen con su domingo 7. ¿Qué le espera a Dominguito 7? Pues resulta que los niños como Dominguito 7 son más propensos que los hijos planificados a sufrir violencia verbal, física y psicológica por parte de sus padres (y eso si viven con los dos). Con estos cuadros de violencia e inestabilidad emocional y familiar, Dominguito 7 no tendrá cabecita para la escuela, por lo que tendrá una formación educativa deficiente y, ¿qué creen?, con ello, más probabilidades de reiniciar el ciclo "Poca educación = muchos hijos no planeados." Este ciclo genera un país con mucha gente ignorante pero bien fértil como conejos. Y esto sin contar que los niños como Dominguito 7 son muy propensos a delinquir y a volverse malandrines "sin oficio ni beneficio." 


En fin, una de las conclusiones a la que llegamos Tany y yo es que, a nuestro parecer, el llenar a los chamacos con información sobre la importancia de no iniciar su vida sexual a temprana edad así como de mantener relaciones sexuales responsables y sanas (con condón y métodos anticonceptivos) no es suficiente. Pareciera ser que lo que se necesita es algún decreto "à la Díaz" bien cabrón que obligue a la población a no andar trayendo al mundo a tanto chamaco no deseado. Recordemos que es un ciclo: entre menos escuela, más hijos, entre más hijos, menos escuela para ellos y con todo eso:


*Mucha mano de obra barata disponible para el postor que se ponga más cabrón (generalmente transnacionales explotadoras de trabajadores). *Insuficiente oferta laboral nacional digna (pues el país sobrepoblado no puede ofrecer trabajo digno a todos sus muchos ciudadanos ignorantes). 

*Dependencia extranjera (económica, tecnológica, alimentaria, cultural, etc.), ya que una país con una población ignorante no es autosuficiente, lo cual obliga al país a importar ciencia, tecnología, alimentos, productos de consumo diario, etcétera (hasta tendencias de otros países se tienen que importar porque la población ignorante no es capaz de idear sus propios modos de "recreación y esparcimiento", como le llaman). 

*Pobreza y rezago.



Y así estuvo la charla con mi hermana antes de que ella me comprara mi librito de Alfonso X, el sabio. Ahora sí, ya me voy a dormir. 

sábado, 5 de enero de 2013

Piensa en mí

Ésta es otra de las entradas que rescaté de Facebook. La escribí y publiqué la madrugada del Miércoles 8 de septiembre de 2010, unas horas antes de realizar el viaje que me llevaría a Kalamazoo, MI. 


I know that the oncoming change is already here. I know I can't help it but feeling out of myself. A few ones told me it's normal to feel the way I do, but, is it?

Hoy recorrí las calles del centro de la ciudad que me vio nacer y crecer; ciudad que hoy dejo. Las memorias de tantos buenos y amargos momentos que atesoro y me han ayudado a ser quien soy hoy; sin embargo, éste es un mundo de cambio; ahora debo seguir adelante por otra vereda que conozco muy poco.

¿Tengo miedo? No lo creo, sé que puedo hacerlo. Es simplemente que no lo había intentado sin tener a mi alrededor a la gente que me quiere, a quienes me dan las bofetadas que necesito. No me gusta hacer las cosas solo. I am a human being; thus, I need to feel loved.

Sé que no estoy solo, sé que tengo a las mejores personas en mi vida, en mi mente y en mi corazón; sin embargo, sé que habrá momentos en los que necesitaré sus abrazos, besos, palabras de amor, bromas, desmadres y compañía física. Es por ello que sólo les pido que piensen en mí y recuerden las cosas buenas que vivimos juntos, (tal vez) así yo lo sentiré a la vez y podrán declararse culpables de haber provocado en mí una agradable emoción y sacado una sonrisa de mi rostro.

La memoria es mi lienzo y la imaginación mi óleo

Éste es un texto que fue publicado en mi cuenta de Facebook el martes 28 de diciembre de 2010, durante mi estancia en Kalamazoo College.

A petición y con dedicatoria a Elizita.

En estos momentos de contemplación al pasado, veo, recuerdo, me sorprendo y me alegro.

Soy capaz de ver al pasado porque sé que se ha ido y, para bien o para mal, ya no es. No quiero que me hiera ni dejo que tome control de mí. A base de caídas y buenos momentos aprendí a verle sin permitirle tomar posesión de mí.

Recuerdo porque siento de nuevo esos momentos que me llenaron de tanta satisfacción. Volver a sentir, volver a ser feliz y sonreir porque sucedió.

Me sorprendo porque veo el largo camino que he recorrido y que me ha llevado hasta donde jamás en vida pensé encontrarme. No fue fácil, pero soy afortunado porque sé que siempre tuve a buenas personas a mi lado que no dudaron en ayudarme y en enseñarme lecciones que me servirían más adelante en el camino.

Finalmente, me alegré porque al sumar todo no puedo evitarlo. Me da mucho gusto lo que he recorrido y me da muchísimo más gusto ver dónde estoy, pero lo que me emociona todavía más es esa incertidumbre, esa emoción que me invade al momento de estar frente a un nuevo reto, "una nueva montaña" para ser escalada.