Con mucho cuidado has de andarte por aquel mundo de los simios sin pelo, de aquellos primates que han dado por llamarse "Homo Sapiens".
Has de saber que aquellos primates tan engreídos temen y desprecian a todo aquello que no se les parezca.Son seres que se jactan de ser los más inteligentes sobre el planeta, y aún así, a la menor provocación reaccionan con increíble violencia.
No te metas a sus territorios sin su consentimiento, ni te atrevas a desafiar su posición dentro de su estructura social, ya que de así hacerlo, de su monstruosa ira el blanco te convertirás.
Aquel primate es territorial cual carnívoro, y peor aún, ya que todavía conserva sus impulsos primates de establecer jerarquías basadas en el dominio de un mono sobre otro.
Ah, el hombre, especie tan peculiar. A pesar de haber construido grandes ciudades y centros urbanos, a pesar de haber hallado el camino para llegar al espacio exterior y poder manipular su entorno a su placer, su mundo gira alrededor de tres cosas: comida, poder y sexo. Sin una o la otra se vuelve infeliz, desdichado y los logros de su especie quedan reducidos a polvo.
Ah, homo sapiens, transformadores de su entorno por excelencia. Simios que sin el menor respeto por la vida acaban con ella y sus refugios en cualquier punto del planeta en el que encuentren "materias primas" que le han de asegurar uno, dos o los tres objetivos que rigen su patética existencia.